10consejos para evitar que te roben el coche
Allá por los difíciles y fieros años ochenta, era frecuente que en
mi barrio florecieran los coches reventados por
ladrones de poca monta que pretendían hacerse con el
radiocassette del vehículo para venderlo luego por ahí, también era
habitual descubrir que durante la noche a un vehículo le habían cambiado
las cuatro ruedas por ladrillos, e incluso había visto a más
de un pobre desgraciado que al madrugar se encontraba con un enorme
vacío allá donde la noche antes había aparcado su coche. Eran tiempos en
los que los robos a coches formaban parte de nuestro
paisaje cotidiano.
Tengo la impresión de que este tipo de situaciones dejaron de ser
tan habituales durante los burbujeantes tiempos de bonanza económica,
pero ahora, por keynesiana ley de vida, intuyo que con la crisis
pueden volver los robos si es que no lo han hecho ya, que cada vez me
cuesta menos ver por la calle pedacitos de cristal templado que revelan actuaciones
vandálicas sobre los vehículos.
Quizá por eso no esté de más recopilar una serie de consejos
encaminados a evitar o a dificultar al máximo los robos de
coches.
En la medida de lo posible, aparcar en lugares vigilados
De acuerdo, esta primera medida es tan de cajón como imposible de
realizar en algunas ocasiones, pero por lo general y como
tendencia deberíamos buscar el mejor lugar posible para dejar
nuestro coche y desconfiar bastante si cuando vamos a aparcar observamos
que todos los coches de nuestro alrededor presentan signos de haber
sido forzados o si en vez de asfalto encontramos una alfombra de
cristalitos verdes.
Cerrar siempre el coche y guardar las llaves
Si el vehículo tiene puertas y ventanas, es por algo. Antes de
abandonar el coche, comprobar incluso accionando alguna maneta
que tanto puertas como ventanas han quedado efectivamente cerradas y
guardar las llaves inmediatamente y de forma discreta en un lugar
seguro, mejor en el bolsillo del pantalón que en la chaqueta o el bolso.
Y sobre todo, hacerlo siempre, ya que por breve que sea nuestra
ausencia, un ladrón bien entrenado nos puede robar el coche en cuestión
de segundos.
Mantener la documentación a buen recaudo
Dejar los papeles dentro del coche es casi como regalar
nuestro vehículo al primero que pase por ahí. En ese sentido, vale la
pena recordar que es legal circular con fotocopias de
toda la documentación (permiso de conducir, permiso de circulación y
tarjeta técnica del vehículo) siempre que estén debidamente cotejadas
por un notario o por algún organismo oficial como Tráfico, por ejemplo.
Viajar siempre con las puertas bloqueadas
Los semáforos son lugares perfectos en los que cualquier chorizo
puede abrir una puerta de nuestro coche y hacerse con bolsos y
maletines en cuestión de segundos sin que tengamos tiempo de reaccionar.
Si nos acostumbramos a viajar con las puertas bloqueadas, se lo
pondremos más difícil a quienes pretendan robarnos en el camino.
Hacer caso omiso de “gente que nos avisa”
Claro, que de nada servirá viajar con las puertas bloqueadas si las
abrimos a la primera ocasión que se presente. Es un truco muy típico ese
de llamarnos la atención con cualquier excusa (desde
un elaborado “llevas una rueda pinchada” hasta un simple “oye, oye”)
para que mientras desviamos la mirada alguien nos desvalije. Otro truco
que de vez en cuando viaja por e-mail consiste en poner una hoja de
papel en la luneta posterior para provocar que salgamos a quitarla y en
el descuido nos vuelen el coche.
Al tanto cuando cargamos y descargamos
Los llamados descuideros operan en muchos parkings de
hipermercados, cuando estamos batallando con el carro de la compra, las
bolsas y otras distracciones. En estos casos, conviene estar alerta y si
alguien entabla conversación con nosotros y no podemos hacernos los
suecos, más vale cerrar el maletero y el coche entero
hasta que el riesgo haya pasado. Si nuestro desconocido interlocutor no
era más que una persona con ganas de cháchara, se le quitarán las ganas
de hablar. Y si llevaba otras intenciones, irá a buscar a otro conductor
más incauto que nosotros.
No dejar nada a la vista
Nada de nada. Ni siquiera una triste chaqueta ni mucho menos una
bolsa con un misterioso contenido en su interior. Lo que para nosotros
es un artículo de poco valor puede parecer un suculento botín
a cualquiera que lo vea desde el exterior, así que lo mejor es dejar el
coche sin nada a la vista que pueda llamar la atención. Y si hay que
dejarlo, una buena manera es prever esa circunstancia y pasar lo que sea
al maletero antes de llegar a nuestro punto de destino. Lo mismo se
podría aplicar a aquellos casos en los que, por ejemplo en un centro
comercial, hemos cargado el coche pero queremos volver a
las tiendas. Más vale mover el vehículo hasta una plaza lejana que
dejarlo con un cartelito que diga: “coche acabado de cargar: róbenme”.
Montar tornillos antirrobo en las ruedas
Para hacer más difícil que nuestro coche amanezca asentado sobre
cuatro ladrillos, puede ser una buena medida montar un tornillo
antirrobo en cada rueda. Al fin y al cabo, quienes quieran robarle los zapatos
a nuestro coche tendrán que operar con rapidez, por lo
que no les interesará demasiado un coche que les opone dificultad. Y
sí, el adaptador del tornillo deberá ocupar un lugar
algo más pensado que la guantera del coche. Elegir un escondrijo es una
buena ocasión para poner a trabajar la imaginación.
Grabar las lunas del coche
Esta fue una técnica que se estiló muchísimo durante varios años y
que luego cayó en desuso, pero puede ser útil para disuadir a
los ladrones de coches en el momento en que les resulta inútil
poner placas de matrícula falsas si en cada cristal aparece grabada la
matrícula original del vehículo.
Instalar un localizador GPS
De acuerdo, un localizador por GPS no va a evitar que nos
desaparezca el coche, pero sí que nos puede servir para gestionar con
mayor celeridad la recuperación de nuestro vehículo.
Lógicamente, el localizador tiene que estar conectado permanentemente y
ubicado de forma estratégica para evitar que cualquiera pueda deshacerse
de él.
Finalmente…
Este undécimo punto no es tanto un truco como un par de asuntos que
conviene tener en cuenta. El primero es que la discreción
resulta fundamental para prevenir robos, de manera que si cargamos
lingotes de oro en nuestro maletero a la vista de todo el mundo, más
vale que nos preparemos para ser atracados. Por otra parte, en la
naturaleza de la posesión reside la posibilidad del hurto, por lo que
ninguno de estos consejos constituye una vacuna perfecta contra
los robos.
Dicho de forma clara: si nos tienen que robar, nos robarán, pero al
menos no demos facilidades a los ladrones.
Allá por los difíciles y fieros años ochenta, era frecuente que en
mi barrio florecieran los coches reventados por
ladrones de poca monta que pretendían hacerse con el
radiocassette del vehículo para venderlo luego por ahí, también era
habitual descubrir que durante la noche a un vehículo le habían cambiado
las cuatro ruedas por ladrillos, e incluso había visto a más
de un pobre desgraciado que al madrugar se encontraba con un enorme
vacío allá donde la noche antes había aparcado su coche. Eran tiempos en
los que los robos a coches formaban parte de nuestro
paisaje cotidiano.
Tengo la impresión de que este tipo de situaciones dejaron de ser
tan habituales durante los burbujeantes tiempos de bonanza económica,
pero ahora, por keynesiana ley de vida, intuyo que con la crisis
pueden volver los robos si es que no lo han hecho ya, que cada vez me
cuesta menos ver por la calle pedacitos de cristal templado que revelan actuaciones
vandálicas sobre los vehículos.
Quizá por eso no esté de más recopilar una serie de consejos
encaminados a evitar o a dificultar al máximo los robos de
coches.
En la medida de lo posible, aparcar en lugares vigilados
De acuerdo, esta primera medida es tan de cajón como imposible de
realizar en algunas ocasiones, pero por lo general y como
tendencia deberíamos buscar el mejor lugar posible para dejar
nuestro coche y desconfiar bastante si cuando vamos a aparcar observamos
que todos los coches de nuestro alrededor presentan signos de haber
sido forzados o si en vez de asfalto encontramos una alfombra de
cristalitos verdes.
Cerrar siempre el coche y guardar las llaves
Si el vehículo tiene puertas y ventanas, es por algo. Antes de
abandonar el coche, comprobar incluso accionando alguna maneta
que tanto puertas como ventanas han quedado efectivamente cerradas y
guardar las llaves inmediatamente y de forma discreta en un lugar
seguro, mejor en el bolsillo del pantalón que en la chaqueta o el bolso.
Y sobre todo, hacerlo siempre, ya que por breve que sea nuestra
ausencia, un ladrón bien entrenado nos puede robar el coche en cuestión
de segundos.
Mantener la documentación a buen recaudo
Dejar los papeles dentro del coche es casi como regalar
nuestro vehículo al primero que pase por ahí. En ese sentido, vale la
pena recordar que es legal circular con fotocopias de
toda la documentación (permiso de conducir, permiso de circulación y
tarjeta técnica del vehículo) siempre que estén debidamente cotejadas
por un notario o por algún organismo oficial como Tráfico, por ejemplo.
Viajar siempre con las puertas bloqueadas
Los semáforos son lugares perfectos en los que cualquier chorizo
puede abrir una puerta de nuestro coche y hacerse con bolsos y
maletines en cuestión de segundos sin que tengamos tiempo de reaccionar.
Si nos acostumbramos a viajar con las puertas bloqueadas, se lo
pondremos más difícil a quienes pretendan robarnos en el camino.
Hacer caso omiso de “gente que nos avisa”
Claro, que de nada servirá viajar con las puertas bloqueadas si las
abrimos a la primera ocasión que se presente. Es un truco muy típico ese
de llamarnos la atención con cualquier excusa (desde
un elaborado “llevas una rueda pinchada” hasta un simple “oye, oye”)
para que mientras desviamos la mirada alguien nos desvalije. Otro truco
que de vez en cuando viaja por e-mail consiste en poner una hoja de
papel en la luneta posterior para provocar que salgamos a quitarla y en
el descuido nos vuelen el coche.
Al tanto cuando cargamos y descargamos
Los llamados descuideros operan en muchos parkings de
hipermercados, cuando estamos batallando con el carro de la compra, las
bolsas y otras distracciones. En estos casos, conviene estar alerta y si
alguien entabla conversación con nosotros y no podemos hacernos los
suecos, más vale cerrar el maletero y el coche entero
hasta que el riesgo haya pasado. Si nuestro desconocido interlocutor no
era más que una persona con ganas de cháchara, se le quitarán las ganas
de hablar. Y si llevaba otras intenciones, irá a buscar a otro conductor
más incauto que nosotros.
No dejar nada a la vista
Nada de nada. Ni siquiera una triste chaqueta ni mucho menos una
bolsa con un misterioso contenido en su interior. Lo que para nosotros
es un artículo de poco valor puede parecer un suculento botín
a cualquiera que lo vea desde el exterior, así que lo mejor es dejar el
coche sin nada a la vista que pueda llamar la atención. Y si hay que
dejarlo, una buena manera es prever esa circunstancia y pasar lo que sea
al maletero antes de llegar a nuestro punto de destino. Lo mismo se
podría aplicar a aquellos casos en los que, por ejemplo en un centro
comercial, hemos cargado el coche pero queremos volver a
las tiendas. Más vale mover el vehículo hasta una plaza lejana que
dejarlo con un cartelito que diga: “coche acabado de cargar: róbenme”.
Montar tornillos antirrobo en las ruedas
Para hacer más difícil que nuestro coche amanezca asentado sobre
cuatro ladrillos, puede ser una buena medida montar un tornillo
antirrobo en cada rueda. Al fin y al cabo, quienes quieran robarle los zapatos
a nuestro coche tendrán que operar con rapidez, por lo
que no les interesará demasiado un coche que les opone dificultad. Y
sí, el adaptador del tornillo deberá ocupar un lugar
algo más pensado que la guantera del coche. Elegir un escondrijo es una
buena ocasión para poner a trabajar la imaginación.
Grabar las lunas del coche
Esta fue una técnica que se estiló muchísimo durante varios años y
que luego cayó en desuso, pero puede ser útil para disuadir a
los ladrones de coches en el momento en que les resulta inútil
poner placas de matrícula falsas si en cada cristal aparece grabada la
matrícula original del vehículo.
Instalar un localizador GPS
De acuerdo, un localizador por GPS no va a evitar que nos
desaparezca el coche, pero sí que nos puede servir para gestionar con
mayor celeridad la recuperación de nuestro vehículo.
Lógicamente, el localizador tiene que estar conectado permanentemente y
ubicado de forma estratégica para evitar que cualquiera pueda deshacerse
de él.
Finalmente…
Este undécimo punto no es tanto un truco como un par de asuntos que
conviene tener en cuenta. El primero es que la discreción
resulta fundamental para prevenir robos, de manera que si cargamos
lingotes de oro en nuestro maletero a la vista de todo el mundo, más
vale que nos preparemos para ser atracados. Por otra parte, en la
naturaleza de la posesión reside la posibilidad del hurto, por lo que
ninguno de estos consejos constituye una vacuna perfecta contra
los robos.
Dicho de forma clara: si nos tienen que robar, nos robarán, pero al
menos no demos facilidades a los ladrones.